martes, 6 de julio de 2010
"Salud, Tierra Que Das a Todos..." Religiones de la Tierra y la Fidelidad del Norte, por © Diana Paxson, 1992. Traducción: Ansuwulfaz.
No existe una sola, correcta y verdadera manera de practicar la religión germánica – o para el caso, cualquier otra. A despecho de los intentos de la Iglesia por confinar la fe a los credos escritos, la historia del cristianismo es una historia de continuo desmembramiento. Lo mismo es verdad, por supuesto, en el paganismo, excepto que los paganos (o heathens, acerca de los cuales hablaré más adelante) usualmente tienen la sensatez de aceptar la situación como natural e incluso deseable. Así, no hay, ni puede haber, cualquier descripción oficial de “Religión de la Tierra”. Lo mejor que yo puedo hacer es ofrecer una muy simple definición que yo pienso puede ser aceptada por la mayoría de la gente que usa el término, y seguirla con una discusión de lo que yo creo son sus implicancias.
Para mi, “Religión de la Tierra” quiere decir creencias y prácticas espirituales de la gente que reconoce que ellos dependen de la Tierra para su supervivencia.
En la práctica esto incluye a la mayoría de las culturas tradicionales. Sociedades cuya existencia cotidiana depende de la complacencia de los animales para ser matados y de las plantas para crecer, incorporan la propiciación e invocación de los poderes de la naturaleza dentro de su espiritualidad. De hecho, para muchos, el propósito entero de las religiones es asegurar la fertilidad, la seguridad y la comida. Para la comunidad, salvar el alma puede esperar hasta que la barriga esté llena.
A despecho de dos milenios de intentos cristianos para dirigir la atención fuera de este mundo hacia el siguiente, y sin resistencia a los mejores intentos de la industria alimenticia de hoy para distinguir los origenes de lo que va a nuestros almacenes, incluso los norteamericanos del siglo veinte, no pueden ignorar completamente el hecho de que la comida que comemos viene en última instancia de la tierra. Los antiguos nórdicos, una gente práctica y de cabeza dura, no tenían ninguna duda acerca de ello. Cuando Thorbjorg la Völva fue de visita, la gente le preguntó cuando terminaría la hambruna, y no qué camino espiritual debían escoger.
Por supuesto, lo que Georges Dumézil ( en “Dioses de los Antiguos Hombres del Norte”) llama la “Tercera Función” no es la totalidad de la religión. Los dioses de la gente reflejan sus preocupaciones, y una vez que el suministro de alimentos ya no es de cuidado, una cultura saludable estará preocupada con otras actividades tales como artesanía, gobierno, guerra y magia, aunque en la práctica, las dos últimas actividades están a menudo dirigidas a obtener la comida de otra gente por la fuerza o de proteger lo que ya tienen (“Un ejército viaja en su vientre”). Yo pienso que uno encontrará que las reales preocupaciones de la religión germánica son expresadas muy claramente si uno busca en su panteón.
Heathens y Dioses.
Los Vanir, obviamente, son los dioses de la Tercera Función. Ellos gobiernan las diferentes labores requeridas para producir alimentos: pastorear ganado, sembrar y cosechar los granos, la pesca y el comercio. Dumézil puede localizar esta función como tercera, pero los Vanir, en particular Freyr, son ciertamente figuras no menores en lo que conocemos acerca de la práctica religiosa germánica. La fiesta de otoño honra a las dísir (dirigidas por Freyja Vanadis) y a los alfar, los ancestros, de quienes Freyr, Señor de Alfheim, fue el principal. En la fiesta de Yule ellos sacrificaban el jabalí de Freyr y le rezaban por “paz y buenas estaciones”. Él era el ancestro de los Ynglingos, y los guerreros anglosajones iban a la batalla con su jabalí en los yelmos. Una mirada al folklore escandinavo demuestra un reconocimiento constante de los poderes de los espiritus menores del hogar y del garth, incluso cuando el cristianismo ya había suprimido la adoración de sus jefes.
Qué hay de los Aesir entonces? Los otros residentes de Asgard tratan con una variedad de preocupaciones – incluyendo batalla, soberanía y magia. Sin embargo, incluso ellos tienen algún interés en mantener el suministro de alimentos. La paternidad de Thor varía dependiendo de las fuentes, pero él es sin duda el “Hijo de la Tierra”. Como un dios de la tormenta, él era invocado para traer lluvias o detenerlas. Su relámpago fertiliza los campos. Incluso como principal adversario de los Jotnar, su propósito fue mantener el equilibrio entre los gigantes, los Dioses y los humanos que ellos protegen. En Alemania, los paisanos dejaban el último haz de trigo para el caballo de Wodan. Era Odin también quien aseguraba que todos los Aesir tuvieran una cuota de los sacrificios. Tyr dio su mano para prevenir que el lobo devorara la provisión de comida.
Nótese que estoy hablando aquí de la religión tal como fue practicada en los países germano parlantes durante el periodo precristiano, no necesariamente como es practicada hoy. En mi artículo “Utgard”, yo defino cuidadosamente mi tema como la “rama nórdica de la antigua religión”, no como “Theodismo”, “Ásatrú”, o incluso “Vanatru”, mucho menos como Wicca Nórdica. Dudo que cualquier nórdico del período habría identificado su religión con cualquiera de esos términos, aunque hubiera sido capaz de descifrar su significado literal. Estos son nombres inventados por personas modernas para identificar su religión en un mundo que requiere que cada cosa sea diferenciada, definida y clasificada científicamente. Aquellos que las siguen son libres de definir sus creencias como les plazca, con o sin referencia a la “Religión de la Tierra”. Mi única aseveración es que la práctica religiosa característica de los antiguos pueblos germánicos puede ser definida así. (Y por supuesto, la mía!)
Lo más cerca que los antiguos creyentes llegaron a la autodefinición fue algo como una fe en los “Dioses de mis padres” o “los Dioses por los que mi pueblo jura” o quizás los Dioses de un específico clan o tribu, para diferenciarlos de los de sus vecinos. “Pagano” es una palabra latina que significa la gente del pagus o campo (aquellos que probablemente se aferran más a las antiguas costumbres). “Heathen” es una palabra germánica que significa gente del brezal, o yermo, quienes probablemente hacían lo mismo. Ninguna, propiamente hablando, supone o asume una práctica religiosa o mitología específica.
Un cura cristiano probablemente se referiría a los inconversos como paganos, si él hablaba latín, o heathens si él hablaba inglés. La primera aparición de esta última palabra está en la traducción de Ulfilas de la Biblia al idioma gótico, donde haitho equivale al latín mulier gentibus, es decir, mujer gentil. En la Biblia del Ray James, heathen es usado para los politeístas desde los egipcios en adelante.
Sin embargo, aunque no hay nada que se aproxime a un “credo heathen” o “Biblia pagana”, uno no tiene por qué suscribir a la identificación de Frazer de cada leyenda como un “mito de la vegetación” para advertir un sorprendente número de correspondencias entre los supuestos subyacentes y las prácticas religiosas de los pueblos tribales, no sólo en Europa tanto del norte como del sur, sino que en todo el mundo. Es esta constelación de creencias las que yo, a falta de un término mejor, identifico como la “antigua religión”.
Tanto el contenido como la forma en la cual estas ideas son expresadas debieran ser consideradas sugerentes, más que prescriptivas. Nunca esperaría sin embargo una concordancia total de todas ellas. Pienso que los politeístas viviendo en sociedades agrícolas y cazadoras probablemente se sentirían razonablemente cómodos con la mayoría. Los ejemplos dados son todos de fuentes nórdicas y germánicas. Nótese que la religión nórdica también representa a otras creencias no mencionadas aquí. El propósito de este ensayo es sólo discutir aquellas ideas que parecen comunes a todos y proveen de cierta evidencia de que eran características del Norte también.
Creencias de la Religión de la Tierra.
Tolerancia.
Un concepto básico parece ser la idea de que todos los caminos y teologías tienen cierta validez (aunque pueda estar limitada a una familia o aldea, etc.) y que ningún individuo o grupo tiene el derecho de imponer su religión a otros. Uno recuerda la respuesta de la Reina Sigrid cuando el Rey Olaf Tryggvason la obliga a convertirse antes de desposarla:
“Yo no dejaré la fe que tuve antes y que mis parientes tuvieron antes que yo. Yo no diré nada contra ti si tú crees en el dios que te plazca.” (Snorre Sturlasson, La Historia de Olaf Tryggvason, p.61)
En este momento, el rey la llamó una puta pagana y la golpeó. No es necesario decir que la boda no se realizó.
Politeísmo.
Aunque los pensadores más profundos de todas las culturas parecen reconocer un Principio Divino subyacente que está más allá de la personificación (quizás visto en el mito nórdico en las misteriosas referencias a El Alto, Igual de Alto y el Tercero), los heathens en general prefieren relacionar a los Divinos Poderes mediante símbolos e imágenes, aunque reconociendo que ninguno de ellos puede expresar la totalidad. Los individuos pueden servir a un dios o a otro, pero reconociendo el poder y la validez de todos.
Paridad de Género.
Aunque las hembras pueden tener un status menor en algunas culturas paganas, la politeología continúa reconociendo la divinidad del principio femenino tanto como del masculino. Ciertamente la mitología germánica incluye tanto dioses como diosas y tanto hombres como mujeres aceptan servirlos. De hecho, cuanto más atrás se observa, parece que mayores fueron los honores recibidos por las mujeres.
Animismo.
Los heathens creen en un universo animado, un continuum de consciencia que se extiende desde las piedras hasta los panteones espirituales. Hoy en día, los islandeses trazan sus caminos en torno a piedras que se sabe que son habitadas por los alfar. Todas las gentes germánicas reverenciaron árboles sagrados y un espíritu habitaba cada bosque y cada cascada.
Parentesco con la Tierra.
Alrededor de todo el mundo se encuentra el concepto de Madre (u ocasionalmente Padre) Tierra. Una oración herbalista anglosajona puede mostrar alguna influencia cristiana, pero ciertamente no es cristiana! “ Sagrada Diosa Tierra, madre de todas las cosas en la naturaleza, que generas todas las cosas y regeneras el planeta que sólo tú muestras al pueblo.” (Harley MS 1585: p.24, siglo 11). Otro encantamiento anglosajón invoca a la Tierra en igualdad con el cielo. De la manera en que uno interprete el “ Erce, eorthan modor” del hechizo Aecer-Blot, la invocación que sigue es ciertamente dirigida a la tierra y cuando el primer surco es arado, el granjero dice:
Hal wes thu, folde, fira modor/ beo thu growende on Godes faethme/ fordre gefylled firum/ to nytte.
Salud a ti, tierra/ madre de los hombres/ seas tú fructífera en la protección de Dios/con plenitud de alimentos/ para beneficio de los hombres.
(Cotton Caligula A VII, ff. 176a-178a, siglo 12)
Incluso en una época cuando ya se había olvidado llamar a Thor o a Odin, la Iglesia no podía evitar que los granjeros invocaran a la Madre Tierra por el pan. Un corolario de esto es la idea de parentesco con otros seres. En el Norte, rastros de totemismo sobrevivieron en la era Vikinga y no era inconcebible que un hombre tomara la naturaleza de un lobo o de un oso.
Sexualidad Positiva.
En una teología en la cual Adán y Eva nunca “cayeron”, no hay necesidad de despreciar el mundo físico o el cuerpo humano. Todas las funciones humanas, incluyendo la sexualidad, son por lo tanto inherentemente positivas. En las sagas, el sexo llega ser un problema sólo cuando trastorna el juicio y amenaza la sobrevivencia familiar. Se espera que ambos géneros lo disfruten.
Autodeterminación.
En una sociedad heathen, los individuos son responsables de su propio desarrollo espiritual. Ningún poder externo te “salvará” ni puedes ser condenado por ninguna fuerza excepto tu propia voluntad.
Comunidad.
En la mayoría de las sociedad heathen, la aldea, el clan o la familia es más importante que el individuo. La religión y la magia pueden inspirar y dar poder al individuo, pero su propósito es servir a la comunidad.
Destino y Libre Albedrío.
No se necesita una creencia en la reencarnación para ser un pagano, pero muchas culturas tradicionales, incluyendo la germánica, creyeron que esto por lo menos era una posibilidad. El destino, o wyrd, puede dar forma a la vida de una persona, pero el individuo mantiene el libre albedrío de decidir como enfrentarlo, y se esperaba vivir valientemente tanto como fuera posible.
Premio y Retribución.
El equivalente pagano de la Regla de Oro es mejor expresado por la ley del triple retorno: lo que uno haga a otros retornara tres veces, para bien o para mal. El folklore nórdico está lleno de ejemplos de gente cuyos actos virtuosos son recompensados, y los villanos que reciben su merecido al final.
El Ciclo de Nacimiento y Muerte.
Todas las sociedades que viven cerca de la tierra reconocen el nacimiento y la muerte, la creación y la destrucción, como parte del ciclo natural de existencia. Pero el Espíritu es eterno, y sólo cambia la forma de sus manifestaciones. Como resultado, la muerte no es vista como algo que temer si uno muere bien. Este concepto es especialmente bien expresado en las Eddas. El Ragnarok es una destrucción, pero sólo termina una edad del mundo, la que será seguida por el surgimiento de una nueva tierra, gobernada por los hijos de los Dioses.
Relatividad del Mal.
La antigua religión no es dualista: bien y mal no son absolutos, sino que dependientes de la situación. Muchas de las deidades germánicas, incluyendo a Odin, son bastante ambiguas, su beneficencia depende si sus propósitos están de acuerdo con los deseos de los hombres. Incluso los gigantes no son completamente malos, sino que poderosos seres cuyos poderes deben ser mantenidos en equilibrio para preservar un espacio para la humanidad.
Realidad Espiritual.
Ningún pagano tradicional entendería la necesidad de establecer que el mundo espiritual es tan real como el físico, pero aquellos de nosotros criados en una civilización que cree sólo en aquellas cosas que sus instrumentos pueden medir necesitamos recordarlo. Para aquellos que siguen una religión de la Tierra, lo que sucede “arriba”, en el mundo espiritual, se refleja y conecta con lo que sucede “abajo.” Es posible y natural contactarse tanto con el uno como con el otro.
Magia.
Otra característica de la visión de mundo heathen es una creencia en la magia, la idea de que usando palabras y símbolos, una mente o varias trabajando juntas pueden cambiar el mundo. Esta creencia subyace a la práctica de muchas religiones, en las que los dioses y otros poderes son honrados en orden a invocar su amistad, como también con hechizos para la salud y la protección. Aunque algunos guerreros vikingos no creían en nada más que en la fuerza de sus espadas y brazos, el gran número de amuletos, hechizos rúnicos y sacrificios de la era Vikinga, o referidos en su literatura, son prueba de que la mayoría de la gente tomó cualquier ayuda que pudieran.
Estas creencias son características de una visión del mundo que está muy conciente de la necesidad de obrar con los ciclos de la naturaleza y en la cual la “naturaleza” incluye el mundo espiritual. Los Dioses no existen en un cielo distante, sino que está en casa y actúan en nuestras vidas. Sentimos a Freyja en la pétalo de una rosa, oímos la voz de Odin en el murmullo de las hojas. Saludamos a Hugin y Munin cada vez que vemos volar a los cuervos. Aquellos que siguen una religión de la Tierra viven en un mundo de conexiones, rico en símbolos, en el cual la mente consciente y la mente inconsciente se comunican a través de visiones y sueños. En esta visión, los hombres no buscan escapar al cielo, sino que entienden y disfrutan este mundo. Es una visión de mundo cuya fe puede ser descrita como una Religión de la Tierra porque está enraizada en el Midgard.
Creo que aquellos de nosotros que buscan recobrar la espiritualidad del Norte deben esforzarse por un equilibrio que incluya a todos los poderes de la tierra y el cielo. Para concluir, no puedo hacer nada mejor que repetir la plegaria de Sigdrifa:
Salud a ti Día! Salud a vosotros, hijos de Día,/ salud a Noche y a hija de Noche!/ Con ojos alegres mira sobre todos nosotros/ y envíanos victoria a quienes estamos aquí sentados!
Salud a los Aesir! Salud a las Asynjur!/ Salud, Tierra que das a todos!/ Buenos hechizos y discursos te encargamos/ y manos sanadoras, en esta vida.
(Sigdrifumál, 2-3)
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